Los choques climáticos, los conflictos, la inseguridad alimentaria, la inflación y los persistentes efectos de la pandemia del COVID-19 afectan a toda la población del planeta; Sin embargo, La crisis climática golpea más duramente a los menos responsables de este flagelo, que además son los menos capaces de adaptarse a sus impactos, dijo el lunes el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), instando a los líderes mundiales reunidos en la Conferencia de la ONU sobre el Cambio Climático COP27 a evitar un futuro catastrófico para los millones de personas desplazadas.

“No podemos permitir que millones de personas desplazadas y sus anfitriones enfrenten solos las consecuencias de un clima cambiante. (…) La COP27 debe equipar a los países y comunidades en la primera línea de la crisis climática para prepararse, adaptarse y minimizar el impacto del clima extremo”, enfatizó Grandi.

El Alto Comisionado subrayó que más del 70% de los refugiados y desplazados del mundo provienen de los países más vulnerables al climacomo Afganistán, la República Democrática del Congo, Siria y Yemen, y destacó que, por la misma razón, estos países tienen mucho que decir en las discusiones sobre la crisis climática, aunque muy a menudo quedan excluidos.

Aliviar las consecuencias humanitarias

En su mensaje a los mandatarios, recordó que la Conferencia de este año, inaugurada ayer en Sharm el-Sheikh, Egipto, se desarrolla en un contexto de catástrofes climáticascomo las recientes inundaciones sin precedentes en Pakistán y la peor sequía en décadas en el Cuerno de África.

Ante estos desastres, continuó, sólo acción audaz y empuje de financiación masiva a la mitigación y adaptación climática puede aliviar las consecuencias humanitarias actuales y futuras de la crisis climática en las poblaciones desplazadas y las comunidades de acogida.

Grandi explicó que las inversiones deben ser colaborativas, inclusivas y buscar soluciones para los más vulnerables.

“Los líderes mundiales deben buscar acciones transformadoras, duraderas e integradas que involucren a las comunidades localesgobiernos y socios que ya están luchando contra los extremos climáticos”, señaló.

Señaló, sin embargo, que en algunos casos la adaptación no será suficienteSe necesitan fondos adicionales y se necesitarán para las pérdidas y los daños inevitables que sufren quienes se ven obligados a huir de sus hogares.

En esa línea, consideró que las preocupaciones y soluciones para los desplazados no solo deben llevarse a cabo en foros como la COP 27, sino que también deben recibir mucho más apoyo en los “puntos críticos” climáticos.

Puntos críticos

Entre estos puntos críticos, Grandi citó ejemplos como Somalia, donde casi un millón de personas han sido desplazadas por la sequía y la amenaza de hambruna; los ciclones en Mozambique, que han afectado a decenas de miles de personas previamente desplazadas por la violencia; e inundaciones récord por cuarto año consecutivo azotaron Sudán y Sudán del Sur.

Además, más de 3,4 millones de personas desplazadas y sus anfitriones se enfrentan a las consecuencias de las recientes inundaciones destructivas en Nigeria, Chad, Camerún y los países del Sahel central de Níger, Burkina Faso y Mali, una región que ya experimenta una de las peores crisis de desplazamiento del mundo.

En el extremo norte de Camerún, el El lago Chad y sus afluentes se han secado por la falta de lluvias, generando violencia intercomunitaria entre pastores, pescadores y agricultores por la escasez de agua. Más de 100 personas murieron o resultaron heridas a fines del año pasado y decenas de miles huyeron de sus hogares.

Por otra parte, la sequía en el Corredor Seco de Centroamérica ha obligado a los agricultores a huir a pueblos cercanos donde son vulnerables a la violencia de las pandillas callejeras. Y en otras partes de la región como Honduras, el cambio climático es otro factor que impulsa el desplazamiento a medida que los huracanes se vuelven más poderosos y frecuentes.