La Fiscalía General de la República confirmó la sospecha que muchos teníamos desde 2018. Dos amenazas contra la vida de uny Andrés Manuel López Obrador presidente de México. La primera amenaza se habría producido el mismo día que se produjo la protesta, el 1 de diciembre de 2018.
La segunda amenaza se registró el 24 de mayo de 2022, por cierto, aniversario 29 del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en el aeropuerto de Guadalajara Jalisco. Información revelada por periodistas Rivelino Rueda y Rafael Ramírez en el diario mexicano “El Sol de México” ha despertado los temores y recelos de la clase política y social de nuestro país.
Temores porque un magnicidio en este momento de nuestra historia sería devastador, con efectos imposibles de predecir en la sociedad, la economía y las finanzas. La confianza del país colapsaría y sería inminente una desbandada de la inversión internacional. Un magnicidio nos sumergiría en un grave desequilibrio social y político, algo que no se ve desde la época de la Revolución Mexicana.
Se convertiría a la víctima en mártir y se señalaría a la oposición como autora intelectual y material de tan lamentable hecho. Sin embargo, también se levantan sospechas de un posible acto preparado, un montaje. Puestas en escena que en el pasado han servido para exaltar a políticos sumidos en el desprestigio y señalar sus equívocas decisiones. Tal es el caso de Cristina Fernández, vicepresidenta de Argentina quien el 1 de septiembre de este año fue víctima de un presunto intento de asesinato cuando un brasileño llamado Fernando Sabag se acercó a ella y activó un arma que supuestamente se atascó.
Si bien hay una investigación en curso, el hecho ha sido cuestionado por todos los sectores argentinos que ven en el hecho una forma en que Fernández buscó recuperar la visibilidad y la credibilidad perdidas. Otro hecho recordado fue el realizado en marzo de 2004 por el entonces gobernador de Oaxaca José Murat Casab, quien supuestamente fue emboscado por delincuentes que detonaron contra su camioneta treinta veces.
De hecho, el gobernador Murat escapó ileso, solo con un ataque de nervios. Meses después, la entonces Fiscalía General concluyó que el político priísta había cometido un “atentado” contra sí mismo, acto perpetrado por sus propios escoltas. Y así, como estos casos, podemos revisar un sinfín de historias de políticos que buscan victimizarse para llamar la atención, para reposicionarse en el escenario mediático de México y de la izquierda latinoamericana.
En las redes sociales, opositores al gobierno interino han advertido que en el Marcha pro-AMLO el domingo 27 de noviembre podría haber un “autoataque” del que el personaje central se salga con la suya, como dictaría la agenda del Foro de Sao Paulo; receta ya cumplida por otros líderes de izquierda. Creo que un ataque real o un montaje es algo que no debería pasar en México. Tal hecho nos sumiría en la incertidumbre. Radicalizaría el discurso, confrontaría a las clases políticas, la parálisis económica sería un hecho que, sin duda, hundiría aún más a nuestro país en la pobreza. Victimizarse así es la gran tentación de los políticos. Tenemos la obligación de hacer visible esta oscura posibilidad.
Corazón que si siente
“Bienvenidos los frutsi y bienvenidos los pasteles”. En una entrevista con mi pareja. Luis Cárdenas, Hernán Gómez Bruera Conocido como “facundo malo”, justificó el acarreo de desprevenidos para llenar el zócalo este próximo domingo. Estos son niveles de cinismo nunca antes vistos.
POR JESÚS MARTÍN MENDOZA
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MAÍZ
Esta nota es parte de la red de Wepolis y fué publicada por Corresponsal Mexico el 2022-11-25 09:07:22 en:
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