“Los intensos combates y los cambios en las líneas del frente continúan haciendo que la entrega de ayuda sea difícil y peligrosa. Las partes involucradas en el conflicto continúan obstaculizando el acceso que necesitan las organizaciones humanitarias”, dijo Amos durante una sesión dedicada a evaluar el avance de la asistencia en ese país.

Explicó, por ejemplo, que unas 600.000 personas en las provincias de Deir ez-Zor y Raqqa no pudieron ser atendidas por el Programa Mundial de Alimentos (PMA) el mes pasado por la violencia y la presencia de grupos armados.

El titular de OCHA reiteró que las autoridades sirias continúan obstaculizando la entrega rápida de ayuda con medidas administrativas. También subrayó que los trabajadores humanitarios se enfrentan a graves riesgos y recordó que con el asesinato del británico David Haines perpetrado por el grupo extremista Estado Islámico, ya son 63 los que han perdido la vida desde el inicio de la guerra en Siria.

Amos explicó al Consejo de Seguridad que 11 millones de sirios necesitan ayuda humanitaria urgente y de ellos casi 6 millones y medio han tenido que abandonar sus casas o sus albergues, muchos de ellos en varias ocasiones.

También aludió a los avances logrados en la distribución de la ayuda a través de los pasos fronterizos con Turquía y Jordania y reiteró la necesidad de financiamiento para continuar con las operaciones.

El titular de OCHA afirmó que sin los fondos necesarios, el PMA tendría que parar sus operaciones en un par de meses y la situación podría empeorar con la llegada del invierno.

“Pero lo más crucial de todo es que la violencia, que ya se ha cobrado más de 190.000 vidas, debe cesar”, concluyó Amos.