El agua es un recurso esencial para la vida, la salud, el bienestar humano y la industria, por lo que su correcta gestión es fundamental en la agenda global para lograr un futuro sostenible.

En este contexto, se hace cada vez más evidente que la conservación, cuidado y acceso a este recurso dependen por igual de la participación de autoridades, empresas y sociedad civil. El Estado, como regulador y garante del derecho humano al líquido; empresas, como usuarios y procesadores de materias primas en productos de consumo; y la sociedad civil como consumidora.

De ahí la relevancia de analizar el papel que cada uno de nosotros juega en esta ecuación, así como revisar las acciones que actualmente se están realizando y que podrían servir de guía para que otros actores ajenos a nuestro ámbito repliquen y se sumen a las iniciativas.

El caso, por ejemplo, de Nuevo León, es interesante, pues si bien es uno de los estados más industrializados y prósperos del país, se encuentra en una situación crítica en cuanto al abastecimiento de agua, debido a múltiples factores como la falta de adecuadas políticas de servicio público, la sobreexplotación de los acuíferos y la contaminación de los ríos, además de otros factores macro como el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos, han provocado sequías prolongadas.

La población de Nuevo León es abastecida por 3 represas: El Cuchillo, Cerro Prieto y La Boca, las cuales alcanzaron niveles mínimos en 2022, enfrentando una de las peores crisis de su historia. Por otro lado, la distribución de agua en estas presas se divide en: 71% uso agrícola, 25% uso doméstico (red pública), 4% industria, 1% hidroelectricidad.

Los problemas comienzan cuando encontramos que, de lo que se utiliza en el campo, el 57% se desperdicia debido a instalaciones obsoletas, técnicas de riego no modernizadas o fugas. De hecho, diversos especialistas han coincidido en que, para lograr una cobertura total en México en materia de agua, se requiere una inversión sostenida de 80 mil millones de pesos anuales por un período aproximado de 10 años.

Volviendo a Nuevo León, donde el problema ha generado una serie de conflictos entre los diferentes actores sociales, la escasez ha llevado a la necesidad de implementar soluciones integrales para asegurar su disponibilidad y calidad.

Desde nuestras trincheras como organización ambiental sin fines de lucro Pronatura México, ha puesto en marcha diversos proyectos para el mejor uso del agua. Una de estas soluciones se basa en utilizar “ollas de captación” que funcionan como tanques para almacenar agua de lluvia y que pueden ser utilizados en actividades productivas o como reserva emergente para algunos usos domésticos. Esta infraestructura se instala en zonas rurales donde el acceso es limitado y la sequía es común, contribuyendo en algunos casos a reducir la presión sobre las fuentes de agua subterránea, es decir, reduciendo la cantidad de agua extraída de los acuíferos, ahorrando hasta 15 millones de dólares. litros de agua al año.

A la fecha se han instalado 36 piletas de captación en todo el país, almacenando casi 920,000 metros cúbicos de agua al año en beneficio de más de 50,000 personas que han mejorado su calidad de vida.

Por supuesto, este avance ha sido significativo porque es un trabajo conjunto con los gobiernos a diferentes niveles y en especial con el sector empresarial, ya que la Industria Mexicana de Coca-Cola, a través de la Fundación Coca-Cola y embotelladoras como Arca Continental han contribuido a su instalación, además de invertir en tecnologías que nos permitan sanear las aguas residuales con soluciones basadas en la naturaleza como humedales artificiales, tecnologías de eficiencia hídrica para optimizar el uso del agua en sus procesos productivos, y han implementado sistemas de tratamiento de aguas residuales. aguas residuales para riego de áreas verdes.

Hemos notado que cada vez más empresas se suman a la medición y mitigación de su huella hídrica, por lo que a pesar de los desafíos, confiamos en que seguirá habiendo avances en materia de gestión y uso responsable del agua.

En conclusión, la gestión sostenible del agua es una responsabilidad de todos que requiere una atención inmediata. El acceso equitativo a los recursos hídricos y su conservación son esenciales para garantizar la seguridad alimentaria, la salud pública, la conservación de los ecosistemas y el desarrollo económico y social.

Por ello, la implementación de soluciones integrales y colaborativas, como las mencionadas anteriormente, y la inversión en nuevas tecnologías, son prueba de que es posible avanzar hacia una gestión sostenible del agua, siempre y cuando exista un compromiso continuo y una actitud participativa y enfoque colaborativo para abordar los desafíos que enfrentamos como sociedad.

Alfonso Martínez Mtz, Director de Agua, Pronatura México AC