Ahora que el presidente se postula para un segundo mandato, los republicanos, en particular Donald Trump, acusan al padre y al hijo de cosechar millones de dólares a través de los negocios de Hunter en China y Ucrania.

Si algunos ven a Hunter, de 53 años, como la oveja negra de la familia, su padre siempre lo ha apoyado.

Cuando se le preguntó el martes sobre la declaración de culpabilidad de Hunter, el presidente dijo que estaba “muy orgulloso de mi hijo”.

Hunter se graduó de la Facultad de Derecho de Yale y alternó entre trabajos en el gobierno, la banca y el cabildeo antes de conseguir su propia consultoría de negocios internacionales a fines de la década de 2000.

Pero su vida se vio empañada por el alcoholismo y la adicción al crack, con temporadas en rehabilitación.

Hunter relaciona sus adicciones con el accidente automovilístico que mató a su madre y su hermana en 1972 cuando él tenía tres años y le fracturó el cráneo.

Pero también vivió a la sombra de Beau, quien tuvo una excelente carrera militar y se dedicó a la política, y su padre predijo que podría convertirse en presidente algún día, antes de morir de cáncer cerebral en 2015.

Después de eso, casi cada vez que Joe hablaba de la pérdida de su hijo, se identificaba con otras personas que habían perdido a sus hijos.

Mientras tanto, rara vez se mencionaba a Hunter.

En sus memorias, Hunter escribió que después de la muerte de Beau, su consumo de drogas empeoró y tocó fondo cuando su padre renunció como vicepresidente en 2017.

Su matrimonio se vino abajo y perdió la custodia de sus tres hijas. Tuvo una aventura con la viuda de Beau, tuvo un hijo con otra mujer en Arkansas que lo demandó y luego vio cómo los enemigos de su padre hacían públicos sus archivos, correos electrónicos y fotos de su computadora portátil.

También fue investigado por el Departamento de Justicia por los millones de dólares que ganó con sus inversiones en el extranjero.

Joe Biden siempre lo ha apoyado públicamente, como lo hizo durante un acalorado debate con Trump antes de las elecciones presidenciales de 2020, cuando dijo que estaba “orgulloso” de él.

“Mi hijo, como mucha gente… tenía un problema con las drogas”, dijo Joe Biden en la televisión nacional. “Lo superó, lo arregló, trabajó en eso. Y estoy orgulloso de él. Estoy orgulloso de mi hijo”, dijo.

En sus memorias “Beautiful Things” (2020), Hunter relata sus días bebiendo vodka de la botella, deambulando por barrios sórdidos por la noche en busca de crack y múltiples intentos fallidos de desintoxicación.

Dice que en 2019 pudo recuperarse tras una intervención de su padre y su segunda esposa, Melissa.

Lo único que lo ayudó, escribió, fue el amor incondicional de su padre. “Él nunca me abandonó, nunca me rechazó, nunca me juzgó sin importar lo mal que se pusieran las cosas”, escribió Hunter.

“Hubo momentos en que su persistencia me enfurecía: estaba tratando de desvanecerme en el alcoholismo o la drogadicción, y ahí estaba él, irrumpiendo de nuevo con su linterna, iluminando, interrumpiendo mis planes de desaparecer”, dijo.

Hoy Hunter dice que está limpio.

Tuvo un hijo con Melissa, a quien llamó Beau.

Se dedicó a la pintura, aunque esto generó una nueva polémica cuando coleccionistas anónimos compraron sus obras por cientos de miles de dólares.

Incluso con el caso federal ahora detrás de él, las preguntas sobre sus tratos comerciales no van a desaparecer, ya que se espera que su padre se enfrente a Trump nuevamente en las elecciones presidenciales de 2024.

Los republicanos en el Congreso acusaron el mes pasado a la familia Biden de recibir más de $10 millones de los acuerdos comerciales de Hunter, aunque ofrecieron pocas pruebas.

“Hunter Biden y sus asociados estaban buscando negocios en países que se correlacionaran directamente con el trabajo de Joe Biden como vicepresidente”, dijo el presidente del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, James Comer.