En 2021, inmediatamente después de las elecciones intermedias, Andrés Manuel López Obrador Anunció que enviará tres reformas constitucionales al Congreso de la Unión. El primero, para reformar la industria eléctrica nacional; la segunda, es materia político-electoral, y la tercera, para que la Guardia Nacional irá a SEDENA.
El jueves 22 de junio, por nueve votos contra dos, la Suprema Corte de Justicia de la Nación invalidó la segunda parte del plan electoral B del presidente.
Tres a cero. Ninguna de las reformas constitucionales presidenciales alcanzó una mayoría calificada de dos tercios y las reformas legales sobre los mismos temas, la Corte Suprema los invalidó. ¿Cuál es la situación del Presidente tras las resoluciones? Lo natural fue que su liderazgo decayó y su credibilidad disminuyó. No sucedió así. Perdió legalmente, ganó políticamente.
El presidente perdió en la corte. Ninguna de sus reformas pasó las costumbres de la la SCJN. Sin embargo, inteligente como es, ganó la batalla política. El Presidente aprovechó el conflicto con la Corte Suprema para fortalecerse en la segunda mitad de su gobierno. De hecho, este conflicto con el Poder Judicial le permitió construir los ejes que definirán la contienda electoral del próximo año, la llamado Plan C, el cual, como es sabido, consiste no sólo en ganar la Presidencia de la República, sino en obtener la mayoría constitucional en ambas cámaras del Congreso de la Unión. Si su plan sale bien, en septiembre del próximo año, en el último mes de su gobierno, AMLO volverá a enviar sus reformas constitucionales al Congreso para su aprobación por la nueva legislatura.
En cuanto a la reforma político-electoral, me hubiera gustado que la SCJN hubiera resuelto en base al contenido de los cambios y no al procedimiento, porque cumpliría a cabalidad con sus funciones de control constitucional. Pero al hacerlo sobre los mecanismos procesales de un poder soberano del Estado mexicano, abre el debate sobre la invasión de poderes.
No considero que la Corte Suprema sea el “Supremo Poder Conservador”, como lo llamó el Presidente de la República. Se entiende el sentido de la referencia a esa etapa oscura de nuestra historia, donde el país estuvo al borde de la desintegración. La resolución de la Corte simplemente se ajustó a la división de poderes.
¿Puede salir algo bueno del conflicto entre el presidente y el poder judicial? Sí. Esta demanda entre AMLO y la ministra Norma Piña abrió el debate sobre la situación actual y futura del Poder Judicial. Se revelaron los privilegios y lujos de que gozaban los ministros.
En el debate quedó claro que es necesario revisar el mecanismo de designación de los miembros de la Corte Suprema. Eso es lo que pienso, ¿qué piensas tú?
La política es bronce.
Por Onel Ortíz Fragoso
Colaborador
@onelortiz
MAÍZ
Esta nota es parte de la red de Wepolis y fué publicada por el 2023-06-25 11:31:19 en:
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