Tras el reciente ataque aéreo israelí contra el consulado iraní en Siria, “algo tenía que pasar”: El régimen iraní se vio obligado a responder, ya que en ese ataque murieron altos oficiales militares, pero tuvo que “calibrar” su reacción. La génesis de la crisis permite desentrañar la evolución de un conflicto que podría haberse salido de control, con implicaciones estratégicas globales, afectando a terceros, principalmente a Washington y a los países árabes suníes, particularmente Arabia Saudita, que compiten con Irán por el liderazgo. del mundo musulmán. .
En términos globales, el mayor riesgo estratégico era para Estados Unidos, por lo que el presidente Joe Biden, paralizado en Ucrania, desplegó su arsenal diplomático para lograr una “contención mutua” eso permitiría al régimen iraní, y al Primer Ministro Benjamín Netanyahu, encontrar una salida honorable. Como suele ocurrir, se abrió un “canal diplomático” y en este caso fue el gobierno turco, presidido por Erdogan, quien logró construir un “fórmula diplomática antihumillante”.
Con este formato, Irán “vengó” el ataque a su consulado en Damasco cuando sus drones fueron lanzados contra Israel. La defensa israelí fue exitosa, no hubo daños mayores, mientras un impactante e iluminado combate se registró en los cielos de Medio Oriente. Pero hay un hecho importante y negociado: Irán no se saturó, sino que se contuvo gracias a “compromisos diplomáticos”. Previamente, y en paralelo, el ataque en el Mar Rojo por parte de las fuerzas yemeníes hutíes proiraníes contra un barco de transporte israelí había cobrado realce en términos de espectáculo mediático.
Sin ignorar que no se puede ignorar el mal que evitó la diplomacia, la sustancia del conflicto permanecePor ello, no se pueden ignorar los aspectos estructurales y la historia de un viejo conflicto que seguirá encapsulado en Gaza y condicionado por múltiples intereses.
Prueba de ello son las recientes y preocupantes declaraciones del jefe del Estado Mayor iraní, general M. Hossein Baqeri, que se encargó de señalar dos aspectos no menos importantes: las fuerzas de un aliado clave de Irán, el Hezbollach libanés, no intervenir, y destacó que por primera vez Irán atacó directamente territorio israelí.
Estas declaraciones hablan más bien de una pausa. La verdad es que la historia no nos permite ser muy optimistas. Raymond Aron, resumiendo su opinión sobre el “estado del mundo” en la Guerra Fría, escribió “paz imposible, guerra improbable” en alusión al conflicto entre Estados Unidos y la URSS.
Hasta la fecha, el frágil equilibrio global es visible y en un mundo que gira en torno a un eje de pasiones, Oriente Medio alberga en su geografía una parte sustancial de los factores de desestabilización. En concreto, allí convergen los intereses objetivos de China y Rusia, mientras que Estados Unidos y la Unión Europea están básicamente concentrados en la Guerra de Ucrania y dependen de los resultados electorales de las elecciones europeas y americanas. Además, la diplomacia multilateral tampoco existe, Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad No constituyen un espacio de diálogo y propuestas, de modo que un escenario de impasse parece ser el futuro posible.
Carlos Pérez Llana es abogado y diplomático.
Esta nota es parte de la red de Wepolis y fué publicada por Vicente Vicente Rodriguez el 2024-04-14 23:54:02 en:
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