SEÚL – En la historia de la lucha de Corea del Sur por la democracia, el levantamiento de 1980 en Gwangju se destaca como uno de los momentos de mayor orgullo. Miles de ciudadanos comunes salieron a las calles para protestar contra una dictadura militar y cientos fueron asesinados por las fuerzas de seguridad. El sangriento incidente ha sido santificado en los libros de texto como el “Movimiento de Democratización de Gwangju”.
Los extremistas de derecha, sin embargo, han ofrecido una visión alternativa muy incendiaria de lo sucedido: Gwangju, dicen, no fue un sacrificio heroico por la democracia, sino un “motín” instigado por los comunistas norcoreanos que se habían infiltrado en el movimiento de protesta.
Estas teorías de la conspiración, que pocos historiadores toman en serio, se han extendido rápidamente en Corea del Sur, donde una división política, arraigada en la tortuosa y a menudo violenta historia moderna del país, se está ampliando en línea.
El partido gobernante del presidente Moon Jae-in ha lanzado una serie de leyes, algunas de las cuales ahora se han convertido en ley, destinadas a eliminar las narrativas falsas sobre ciertos temas históricos sensibles, incluido Gwangju. Sus seguidores dicen que está protegiendo la verdad. Los defensores de la libertad de expresión y los enemigos conservadores de Moon han acusado al presidente de utilizar la censura y la historia como armas políticas.
Esta nota es parte de la red de Wepolis y fué publicada por Leonel Pimentel el 2021-07-18 23:21:32 en:
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