Se refiere a un viejo y conocido dicho que dice que “los grandes problemas requieren grandes remedios para ser resueltos”; es decir, si realmente quieres que las cosas cambien, necesitas realizar acciones de otra forma, con un nuevo enfoque, para obtener resultados diferentes.
Esta declaración es lo que podría describir la situación actual en Colombia. Durante años, como muchas economías de la región latinoamericana, ha tenido niveles de crecimiento económico insignificantes que no ayudan al Estado de esa nación a poder atender eficientemente las demandas de la sociedad colombiana. La nación cafetera tiene muchos rezagos sociales y económicos, pero también muchas posibles entradas de dinero. El problema es que los recursos no son recaudados de manera efectiva y mucho menos administrados con miras a establecer políticas públicas de largo plazo en el fondo y no en la forma.
Al parecer esta inercia es entendida y bien diagnosticada por el actual presidente en funciones Gustavo Petro, quien días después de asumir su nuevo cargo presentó en su momento, ante el Congreso de su país, su primera iniciativa de reforma para enfrentar la reversión del urgente déficit fiscal. problema que tiene su nación. Esta medida ha resultado en lo que muchos analistas e internacionalistas han calificado como el esfuerzo recaudatorio más ambicioso en la historia de ese país.
De esta forma, el jueves 27 de octubre, la reforma fue aprobada por las dos Cámaras del Congreso colombiano. Aunque el documento sufrió cambios promovidos por la oposición, el grueso de la reforma se mantuvo intacto.
Colombia es uno de los países que menos impuestos recauda entre las grandes y medianas economías de América Latina: el Estado recibe por esta vía el 13 por ciento del PIB, mientras que el promedio es del 16 por ciento. Por eso, en campaña, Petro propuso una reforma que ayudará a recaudar 50 mil millones de pesos adicionales (unos 10 mil millones de dólares), para el Estado, pero el 8 de agosto se presentó una que buscaría cobrar la mitad, el 1 de agosto. 8 por ciento del PIB. Finalmente, se aprobó una iniciativa que —a partir de 2023— entregará al Estado 20 billones (cuatro mil millones de dólares) adicionales, un 1.2% extra del PBI, que ayudará a cerrar el enorme déficit fiscal —de 6 por ciento— generado por preocupaciones en los mercados internacionales y está detrás, entre otras cosas, de la reciente devaluación del peso colombiano.
Las medidas aprobadas
Las petroleras tendrán dos nuevas obligaciones: sus ingresos serán gravados entre un 35 y un 60 por ciento, dependiendo del precio internacional del crudo, y ya no les descontarán de sus impuestos las regalías que pagan a las regiones donde explotan estos recursos. . .
En el caso de los productores de carbón ocurrirá de la misma forma, con la diferencia de que el impuesto a la renta estará entre el 35 y el 45 por ciento. Los mineros tampoco verán las regalías deducidas de sus obligaciones de alquiler. Además, los impuestos a las empresas financieras, así como los de las hidroeléctricas, aumentarán entre un 3% y un 5%, con lo que pagarán un total de entre el 35 y el 40 por ciento de sus ingresos.
Impuestos a los más ricos. Quien gane más de 10 millones de pesos (dos mil millones de dólares) pagará más. Las ganancias ocasionales derivadas de ventas o herencias pasarán de pagar el 10 al 15 por ciento. Y quienes tengan un patrimonio de más de dos mil 700 millones de pesos (unos 540 mil dólares), pagarán el equivalente al 0,5 por ciento; para los que tienen más de un millón y dos millones de dólares, el porcentaje aumenta a 1 y 1,5 por ciento, respectivamente. También aumentará el impuesto a los dividendos empresariales: estará entre el 15 y el 20 por ciento. Parte de los recursos estatales creados por esta reforma se destinarán, por ley, a planes de asistencia a los más pobres.
Impuestos a la comida chatarra. Aumentarán los impuestos sobre la carne de hamburguesa, el chocolate, los cereales, las salsas, la repostería y algunas bebidas con alto contenido de azúcar.
Las nuevas medidas de recaudación de impuestos en Colombia son una guía para interpretar cuáles serán las tendencias tributarias en los próximos años para muchos sectores productivos alrededor del mundo. La idea de que los nacionalismos han quedado atrás parece no ser tan cierta como se creía, y hoy más que nunca se aprecia que muchas naciones intentarán proteger sus recursos naturales, desde un sentido estratégico y administrativamente responsable por los años que restan. . El porvenir, que se vislumbra, tendrá mucha incertidumbre y volatilidad, lo que obligará a los inversionistas extranjeros a revisar con más detenimiento los paquetes de oportunidades y seguridad jurídica de cualquier país que les ofrezca un lugar para invertir.
Para Colombia y América Latina, el significado de la redistribución del ingreso será un tema crucial en las agendas gubernamentales de los próximos años, debido a la repugnante inequidad que se ha sostenido en sus respectivas sociedades a lo largo de todos estos años. Romper con estas inercias hará de Colombia y muchas otras naciones, incluido México, mejores lugares para invertir, pero sobre todo, para vivir.
POR LUIS MIGUEL MARTINEZ ANZURES
PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
MBL
Esta nota es parte de la red de Wepolis y fué publicada por Corresponsal Mexico el 2022-11-12 06:04:09 en:
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