Miles de migrantes cruzan cada mes ese río, emprendiendo largos viajes desde Centro y Sudamérica huyendo de la pobreza y en busca de mejores condiciones de vida en Estados Unidos, un tema clave en el debate de las elecciones presidenciales de noviembre.

Y es a orillas de ese río donde los activistas que se hacen llamar “We the People” decidieron reunirse (“We the People”, como comienza el preámbulo de la Constitución estadounidense).

Días antes, uno de los organizadores del evento afirmó que los participantes eran «El Ejército de Dios».

Bajo el lema «Recuperar nuestra frontera», estos activistas iniciaron la semana pasada convoyes desde diferentes partes del país hacia pueblos de la frontera sur para acampar allí este fin de semana.

«La migración en la frontera está fuera de control. Estamos siendo invadidos y necesitamos controlar lo que está sucediendo», dijo Robyn Forzano, de 43 años, quien controla el acceso al rancho en Texas.

Las camionetas llegan con banderas de apoyo al expresidente Donald Trump, favorito republicano para las elecciones presidenciales de noviembre, y con lemas de rechazo al gobernante demócrata Joe Biden, quien intentará un nuevo mandato.

«El cielo tiene muros, el infierno tiene fronteras abiertas», reza el cartel de un activista.

«Zona de desastre»

«Cuando vas a México, hay gente fantástica, pero parece que cuando cruzan a este lado… cometen robos», dice Marty Bird, de 73 años, en Eagle Pass.

Esta ciudad a unos 30 kilómetros de Quemado es el epicentro de un conflicto entre el gobernador de Texas, Greg Abbott, y la administración Biden.

El gobierno federal está demandando a Abbott por tomar el control militar de Shelby Park, que tiene una rampa de acceso al río, y por colocar alambre de púas en la orilla del río.

A mediados de enero, el gobierno de Biden informó que soldados texanos impidieron a la policía fronteriza, bajo jurisdicción federal, acceder al parque para rescatar a tres migrantes que se ahogaron. Texas rechazó la acusación.

Biden llevó el caso hasta la Corte Suprema, que autorizó a la policía fronteriza a cortar la cerca de alambre de púas. Pero el gobernador se ha opuesto y ha puesto más vallas.

Con un negocio de alquiler de kayaks en ese río, Jessie Fuentes se ve directamente afectada por la situación: “Ese río hoy es una zona de desastre (…) El parque se está convirtiendo en una base militar”.

Alejandro Mayrkas, secretario federal de Seguridad Nacional, dijo el viernes que las acciones del gobernador eran “inadmisibles”. El funcionario enfrenta un juicio político en el Congreso, acusado de promover la crisis migratoria con sus políticas.

Eagle Pass, que tiene alrededor de 30.000 residentes, se ha convertido en un importante corredor para cruces ilegales en los últimos años, lo que llevó a Abbott a centrar su atención allí. La comunidad está ubicada en el sector de la Patrulla Fronteriza de Del Rio, Texas, que suele ser la más ocupada de las nueve divisiones de la agencia en la frontera.

No se vieron inmigrantes en los campos de hierba de Shelby Park el viernes mientras las tropas de la Guardia Nacional de Texas desenrollaban alambre de púas sobre los contenedores que salpican la orilla del río. Según el alcalde, la víspera llegaron unas 200 personas, cifra muy inferior a las registradas en diciembre.

En un rancho en las afueras de Eagle Pass donde los partidarios de Abbott se reunieron antes de la manifestación del sábado, los vendedores vendían gorras y banderas inspiradas en el movimiento MAGA de Donald Trump. Un cartel hecho en casa decía: “El gobierno federal ha perdido el rumbo. Su trabajo es proteger a los estados”.

FUENTE: Con información de AFP y AP