Hamas, el grupo sunnita islamista que combate contra Israel en la Franja de Gaza, ¿deberá buscar otra sede política después de la guerra? Qatar aloja a sus líderes políticos por pedido de Estados Unidos, que los prefiere allí que en Irán. Pero la familia Al Thani, que controla el emirato con mano de hierro, no está contenta con los resultados de su mediación para conseguir un alto al fuego en la Franja y la liberación de los rehenes israelíes. Podría desalojar a Hamas de Qatar, al final de la guerra en la Franja de Gaza. ¿Y a dónde irá Hamás?

Con su histórica decisión de ser un mediador global en Venezuela, Afganistán, en la crisis libanesas o entre Israel y Hamas, los qataríes no se sienten suficientemente reconocidos por las partes y menos por Estados Unidos. Al mismo tiempo se preparan diplomáticamente por si deben convivir con los republicanos y Donald Trump, si el presidente Joe Biden pierde la elección.

El anuncio de Qatar de su intención de “reevaluar” su papel como mediador entre Israel y Hamas palestino, en guerra desde hace más de seis meses, ha amplificado las preocupaciones después de meses de negociaciones infructuosas sobre una tregua y la liberación de rehenes.

Los expertos ven este anuncio como una señal de protesta del Emir Al Thali, más que como una amenaza real.

Desde el inicio de la gran ofensiva israelí, llevada a cabo en Gaza en respuesta a un ataque sin precedentes del movimiento islamista Hamas el 7 de octubre contra Israel, Qatar, donde tiene su sede el líder de Hamas, Ismail Haniyeh, ha desempeñado un papel fundamental en las negociaciones, junto con el otros mediadores: Estados Unidos y Egipto.

Este emirato del Golfo, que alberga la mayor base militar estadounidense de la región, logró obtener a finales de noviembre una tregua de una semana. Así permitió a cambio la liberación de un centenar de los aproximadamente 250 secuestrados israelíes durante el ataque del 7 de octubre y la liberación de presos palestinos.

Desde entonces todos los intentos de lograr una nueva tregua han fracasado. Y ante las críticas, especialmente de Israel, el primer ministro de Qatar, jeque Mohammed bin Abdelrahmane Al Thani, declaró el miércoles que su país estaba «llevando a cabo una reevaluación global de su papel» como mediador.

Qatar ha rechazado varias críticas a Israel, incluidas las del primer ministro Benjamín Netanyahu.

La embajada de Qatar en Washington denunció el martes también los comentarios del representante demócrata estadounidense Steny Hoyer, que pidió a Estados Unidos “repensar sus relaciones” con este país

del Golfo, al que acusó de “no ejercer suficiente presión sobre Hamás” para obtener la liberación del líder. rehenes.

El jeque Mohammed criticó los “ataques” a Qatar por parte de “políticos que intentan llevar a cabo campañas electorales”. Añadió que Doha tomará una decisión, en el «momento apropiado», sobre si continúa o no su participación en las negociaciones.

“Estamos intentando en la medida de lo posible abordar este obstáculo”, dijo la semana pasada el jeque Mohammed Bin Abdulrahman al-Thani, visiblemente frustrado, sobre las negociaciones. Pero los mediadores “no pueden proporcionar cosas que las propias partes se abstengan de ofrecer”.

El doctor Luciano Zaccara, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Qatar, dijo a Clarín desde Doha, que “muchas de las mediaciones que ha hecho Qatar las ha hecho en nombre de Estados Unidos”. Pero aclaró que “Estados Unidos sigue criticando a Qatar como el que le da cobijo y financiación a Hamas”.

Con su experiencia en la región, el profesor Zaccara considera que “Qatar no ha podido convencer a ninguna de las dos partes de que tienen que hacer algo distinto. La decisión de Netanyahu está tomada: es eliminar a Hamas a toda costa” afirmó.

Con la guerra en la Franja en marcha, Zaccara cree que “es una negociación difícil. No veo cual es el elemento de negociación que se pueda ofrecer que sirva a ambas partes”.

Para James Dorsey, investigador del Instituto de Oriente Medio de la Universidad Nacional de Singapur, Qatar busca «contraatacar» las críticas en lugar de «considerar seriamente renunciar a su papel de mediador», que es «uno de los principales pilares de la política de poder blando del país».

“La intención de Qatar era apuntar principalmente a Israel, Benjamín Netanyahu y sus partidarios en el Congreso de Estados Unidos». Pero también quería «presionar a la administración Biden para que defienda a Qatar», afirmó.

Para Andreas Krieg, especialista en Oriente Medio del King’s College de Londres, Doha desempeñó un «papel determinante» en la obtención de la tregua a finales de noviembre. Está «molesto porque no fue reconocido por todos, especialmente por Israel». Sin embargo, es poco probable que «se retire de los esfuerzos de mediación», después de haber «monopolizado la relación con Hamas”.

Qatar se ha convertido en el principal canal de comunicación con Hamas, cuya oficina política tiene su sede en Doha desde el 2012.

Según Andreas Krieg, los qataríes son «indispensables» para la mediación porque los egipcios «no tienen el mismo acceso» a Hamas.

Si «Qatar se retirara de las conversaciones, se vería sometido a más presiones para expulsar a Hamás de su territorio», subraya Dorsey.

Y si Hamas abandona Qatar, ¿a dónde iría?. Argelia, Líbano e Irán son vistos como posibles bases para su liderazgo. “Si la elección recae en Irán, ¿a quién recurrirán los estadounidenses y los israelíes para llegar a Hamas?», se preguntó el académico Dorsey.

Según él, Turquía, y el presidente Recep Tayyip Erdogan también podría desempeñar un papel de mediación. Mantiene relaciones diplomáticas con Israel, que no es el caso de Qatar.

Israel y Hamás se acusan mutuamente de haber torpedeado una propuesta de los mediadores, que preveía una tregua de seis semanas y la liberación de rehenes a cambio de palestinos encarcelados por Israel.Hamás insiste en un alto el fuego permanente y la retirada total de las fuerzas israelíes de Gaza, a lo que Israel se niega.El servicio de inteligencia israelí, el Mossad, acusó a Hamás de no querer «un acuerdo humanitario” y un retorno de los rehenes. Ellos también participan en las negociaciones.,

Fuentes cercanas a este dilema sostienen que no se pedirá a Hamas que se vaya “antes de que termine la guerra en Gaza”. Si el grupo se va , no es seguro qué país lo acogerá.

El presidente de Turquía, Tayyip Erdogan, se reunió con Ismail Haniyeh, el líder político de Hamas que vive en Doha, en Estambul este fin de semana, junto a su jefe de inteligencia durante dos horas y media. No trascendió lo conversado.

Turquía, que es miembro de la OTAN , ha elogiado a Hamas como un “grupo de resistencia”, aunque la Unión Europea lo considera “una organización terrorista”. Hamas mantiene una oficina de bajo nivel en Turquía.

Hamas podría regresar a Damasco, ciudad que abandonó en 2012, después de aliarse con el levantamiento contra el presidente Bashar al-Assad, suponiendo, como muchos otros en la región, que sus días estaban contados. Doce años después, Assad sigue en el poder en Siria y no ha perdonado a Hamas su traición. Y si accede a acogerlos nuevamente, bajo la presión de sus partidarios y los de Hamas en Teherán, los dirigentes serían blancos fáciles para Israel, que ha prometido matarlos. Algo que no se atrevería a hacer mientras permanezcan en Qatar.

El Líbano sería una elección poco prometedora por la misma razón: al-Arouri, su líder militar, fue asesinado allí en enero, en un ataque aéreo israelí. Otro de sus nexos de finanzas fue torturado y asesinado por la inteligencia israelí en una Villa cercana a Beirut recientemente. Otras opciones incluyen Argelia, Omán e Irán. Teherán es una perspectiva poco atractiva para una organización árabe sunnita, que no quiere ser vista en la región como un representante iraní chiita.

El propio grupo militante niega que el tema haya surgido en las conversaciones con los qataríes. “Esto no ha surgido. No tiene sentido. No tiene nada que ver con la realidad”, dijo un alto funcionario de Hamás. «No se ha discutido dentro del movimiento».

Los diplomáticos estadounidenses y occidentales dicen que sus gobiernos no comparten las críticas de los políticos .Doha cree que los ataques son obra de grupos de presión, que actúan en nombre de los rivales regionales del emirato y de Israel. Sin embargo, Qatar se ha sentido decepcionado porque la administración estadounidense no ha salido abiertamente a defender al país, y las críticas podrían aumentar en noviembre si Donald Trump ganara las elecciones.

Trump, más cercano a Arabia Saudita y a los Emiratos Árabes Unidos que Qatar, apoyó un boicot liderado por esos dos países contra el emirato en 2017. “Mitigó su oposición a Doha cuando se enteró de que Qatar alberga una importante base aérea estadounidense”, recordó otro occidental diplomático. Posteriormente, Trump consideró indispensable el emirato, cuando fue sede de negociaciones entre Estados Unidos y los talibanes para retirar sus fuerzas de Afganistán.

Los qataríes también se han indignado por la posición de Israel, que ha intercambiado públicamente críticas con Doha, diciendo que podría hacer más para presionar a Hamás.

Y luego está el propio Hamás. El grupo no ha mostrado signos de moderar sus condiciones para un alto el fuego. Incluso cuando Israel arrasa Gaza, matando a más de 30.000 palestinos en los últimos siete meses, según el Ministerio de Salud dirigido por Hamas. En marzo, sus líderes insistieron durante entrevistas en que estaban ganando la guerra.

Cuando se le preguntó sobre la destrucción en Gaza, el líder adjunto del grupo, Mousa Abu Marzouk, dijo que “vivir en libertad y dignidad vale mil veces más que todos los edificios”. Algo que es más fácil decir en Doha que en Gaza, donde cientos de miles de personas viven sin casa, ni comida ni abrigo.

Las negociaciones, que Doha esperaba concluir en marzo antes del inicio del Ramadán, el mes sagrado musulmán, han fracasado sin llegar a ninguna conclusión. Los líderes políticos de Hamás en Qatar, a quienes los diplomáticos occidentales creen que no estaban involucrados en el plan para atacar a Israel el 7 de octubre, sólo pueden acordar los términos después de la aprobación del islamista Yahya Sinwar, el líder de facto del grupo, atrincherado en Gaza.

El emir actual es Tamim bin Hamad Al Thani, quien ostenta casi toda la autoridad ejecutiva, legislativa y judicial de manera autocrática, según la Constitución de Qatar. El país tiene el cuarto PIB per cápita (PPA) más alto del mundo , es uno de los mayores exportadores de gas natural licuado y el mayor emisor de dióxido de carbono per cápita .

Desde 2022, Qatar ha sido un importante aliado de los Estados Unidos fuera de la OTAN. Qatar también tiene vínculos particularmente fuertes con Francia, China,Irán, Turquía, así como con varios movimientos islamistas en el Medio Oriente, como los Hermanos Musulmanes.

Desde la década de 2000, Qatar emergió cada vez más en un escenario de política exterior más amplio, especialmente como mediador, por ejemplo en los conflictos de Oriente Medio.

Qatar medió entre las facciones palestinas rivales Fatah y Hamas en 2006. Ayudó a unir a los libaneses y sus líderes para formar un acuerdo político durante la crisis de 2008. También ha surgido como mediador en asuntos africanos y asiáticos, en particular llevando a cabo un proceso de paz para Sudán, en medio del conflicto de Darfur.

Allanó las conversaciones de paz para Afganistán, estableciendo una «oficina» política para que los talibanes afganos faciliten las conversaciones.

Desempeñó un papel importante en el establecimiento del primer alto el fuego en la guerra entre Israel y Hamas de 2023 y el simultáneo intercambio inicial de rehenes. Estos esfuerzos de intermediarios diplomáticos de alto riesgo (y su propia postura de defensa rigurosa) le han ganado la reputación de «una Suiza quisquillosa».