Ulrich van Bebber, presidente de Lebenshilfe, que ha operado la residencia desde que fue construida hace 27 años como la primera residencia para discapacitados en la región, dijo a los periodistas después que “todos estamos horrorizados, atónitos e infinitamente entristecidos”. ‘

Dijo que los que sobrevivieron estaban siendo atendidos. “Queremos mantener Lebenshilfe Haus como una instalación residencial y, si es necesario, reconstruirla”.

En un centro comercial cercano, Kaufland, Mina Sabatschus, de 19 años, todavía estaba en estado de shock por lo que había sucedido. “Estaba tan conmocionada y muy triste, y quería ayudar, pero es muy triste”, dijo. “Me siento tan triste que ni siquiera quiero pensar en eso”.

La Sra. Sabatschus hizo una pausa y luego dijo: “La gente sabe que su familia está muriendo y no hay nada que puedan hacer”. Hizo una pausa de nuevo. Ante tal tragedia, dijo, con un toque quejumbroso, “Decidí que era mejor ayudar a mis amigos”.

Algunos de esos amigos, en Heimersheim y Bad Neuenahr, unos kilómetros al oeste a lo largo del río Ahr, lo perdieron todo, dijo Sabatschus: casas, autos, muebles. “Pero al menos están vivos”, dijo. Con los puentes caídos, no pudo llegar allí para ayudarlos, pero lo hará, prometió.

Terminó la escuela y está trabajando por un tiempo en un supermercado, dijo, para ganar dinero antes de ir a la universidad, donde quiere estudiar inglés y filosofía y luego enseñar.